Sin Saber Ni Merecerlo

No me pareció que encajara
Hombres con hambre, otros con sed
De rodillas y rogando por sus vidas
Que nos hizo tan débiles ante nosotros
Pues nosotros mismos
Desde el insignificante perdón
Hasta el último residuo de aire
¿Que nos hace pensar que estamos bien?
Mirarnos al espejo y sorprendernos
Tenemos la faz arraigada y soñolienta
Los ojos inmerecidos sobre estos agujeros
Un corazón que late sin saberlo
Nos vemos y nos odiamos
Como si nada nos uniría a toda esta vida
Otros dicen que es miseria
Aquellos contentos por tener el oro
Mujeres que suponen ser diosas
Adentro solo una renegada vida
Si los niños no conocieran el encanto
Todo seria deshonradamente bello
Ellos creciendo y asumiendo el dominio
Creyendo que así sería perfecto
Llegan y colapsan, hieren y acechan
¿Donde se esconden las malévolas almas?
Detrás de nuestras sonrisas
Delante del rostro perfecto
En la cima del infinito sueño
Debajo de nuestras almohadas.

¿En donde quedan nuestros juramentos?
En el soplido del aire
En el desvanecimiento de las promesas
En la similitud de los orgasmos fingidos
En ningún consuelo caído
Tras la lluvia del miserable quejido
En los tejidos del sensible Morfeo.
No hay lugar alguno que merezca.
Si es que seguimos este camino
¿Qué será de nosotros en unos segundos?
Solo “Ella” podrá saberlo.

Welcome Treeman

Eran 18 abriles de cansancio y levantado
En el cual sus ramas tenían hambre de abrazos
El más hombre que árbol no quiso sentir cansancio
El vivía en lo fangoso del bosque
Lejos del exterior y cerca de su interior
La gente él no conocía, mujeres, bohemios
Aquel lugar de ilusiones profetizadas
Por hadas, magos, dragones y seres sin naturaleza
El decía no sentir nada, pues olvido lo que es ser humano
Supo mezclar el vaho y el siniestro metano
Hombrearbol que tiene frío los brazos
Espinas en las manos, crueldad en las disparadas palabras
Sentir demasiada calma y el volar de su nostalgia
Ahora que no conoces alegría ni consuelo
Combina todo lo que un día yo conocí
Sabor de felicidad, tristeza, lágrimas y sonrisas

Más allá de tener un amigo humano
Lee las patas derechas de los venados
Parecen ser más confiables y leales
No exaltan su voz frente a tu puerta
No deciden atacar tu espalda y pedir tu cabeza
Parecen sólo vivir por la inevitable dureza.
Amigo árbol, tú quien en yermo pernoctas
Disfrutas cada una de tus glorias
Y no ocultas tus orgullos dentro de tu alma
Liberas el inerte olor de tus amarguras
Profundo y ahogadizo al sentir carne humana
Déjame que la sonrisa se dibuje en tu faz
Pero nunca olvides aquella venganza que te llevo así
A ser un ser de roble o no sentir tus pies descalzos
Pero tu cuando amas, ¿tu corazón como estará?
Es una magnitud de simple cansancio
No cansa y gozas el buen fulgor
No regresas si eres desamado
Aunque nunca olvidas ese gran amor
Vives en fantasía de un mágico futuro.

Los Ojos De Marco

Frente a los ojos de Marco
Se ha postrado la soledad eterna
Con rastros de querer andar con el poeta

El poeta habla: Soledad al fin
Al fin me encontraste
Te ofrezco todo los hermosos ojos
Los más hermosos que hay sobre la tierra
Accederé a caminar contigo
Contigo mi eterna damisela

Ella respondió: Mi poeta yo te daré
Te daré desdichas y heridas abiertas
Para descompaginar tu vida.
En tu vida de melancolía

Mientras yo en mi inerte sueño navegaba
Ella me recordaba que seria tan prudente
Como rosa sin espina, y nunca se iría

Mientras ella me susurraba en mi mente
Yo admiraba tan gran agonía
Como placer de niño, por su madre.

Ella: Dime ahora que me tienes
Porque yo seré amante
Amante de tu averno
Esclava de tu anhelo
A tus pies estaré
Solo tú me tendrás que dar
Darme todo razón de celos
Alegrías y en especial
Tus mejores sueños

El: Toma todo, todo de mí
Desde mi interior
Hasta tu regazo
Hasta tus hilvanados pies
Donde yo siempre descanso
Toma mi risa partida
Y ten mis Tres Marías
Las que un día
Un día yo amaría

Tarde, y de noche
Temprano, y de madrugada
Los dos caminaban
Caminaban a la luz de una lámpara
Al placer de los profundos gemidos
Donde se encoleriza el Hades
Donde se alegra cada cirro
Un malestar, que ya me causaste
Y miles de alegrías arrancaste
Soledad, dime que estarás aquí
Aquí donde no te vea
Allá donde yo pueda tocarte
Hombre, estaré ahí
Ahí donde tú y tu sombra me vean
Acá donde la luz no llega

Cada mañana despertaba
Con el sol sobre el rostro
Y hermosas piedras en lágrimas
Un tacto, primero
El que era de blanco y negro
Dos tacto, segundo
Ella tenía malestar en sus ojos
Tres tacto, tercero
Donde no llega mi voz
Mi voz que ahoga pensamiento.

Sigues atrayéndome hacia tu faz
Hacia tu faz de fantasma
Soledad ahora que más me harás
Invernaremos en el cielo
Y mecerás tu cristal corredizo
Cubrirás tus cegadoras manos
Y encenderás mis desafiantes garras
Soledad, no te vayas
Vuelve a mi como nunca nadie
Vete de mi cuando ya no te vea

Ella: No, Marco yo no te dejo
No te dejo porque te oigo
Te oigo porque eres tan paciente
Tan paciente como el atardecer
El atardecer de cipreses

Marco: Soledad, divina
Divísame desde tu almohada
Y consuela mis latidos
Mis latidos de antorcha
Ten las simplezas de los anillos.

Y quien dijo que nosotros no estamos
Que no estamos en tus ojos de muerte
Tu muerte en nosotros en decadencia
Y tu decadencia que nos causa rabietas
Adorar aquellas perlas doradas
Perlas doradas que llegan a tu casa
A casa de donde no salgo
De donde no quiero salir
Salir por mis motivos
Motivos que tú me darás, Soledad.

Yo colecciono tus poemas
Tus poemas que para mi son
Hojas que cada día pasan entre ellas
Entre ellas se abrazan las estrellas
Las estrellas que un día miraba
Hoy las miro contigo, anacoreta
Mi amante dame más de tu vida
De tu vida que lentamente se desvanece
Desvanece a toda esa gente
Esa gente que nunca me busca
Y nunca me busca para seducirme
Solo cuando por sus cabezas pasa la muerte.

Y la Soledad, seguía
Seguía en busca de poesía
Yo se lo daría.